ACERCÁNDONOS A LOS CLÁSICOS II

Madre leyendo con dos niñas de Lee Lufkin Kaula (1865-1947).




«Ab Iove principium - Empezar con lo importante.»

Virgilio



El otro día dejé apuntada la opción de las antologías de textos como un recurso interesante a fin de facilitar la aproximación a los clásicos de nuestros niños. Ciertamente fue solo un bosquejo y no me extendí demasiado sobre ello. Hoy quiero profundizar un poco, porque me parece una opción que debería ser primada sobre otras y que nos abre un horizonte esperanzador. Además, la conozco de primera mano.

La gran cuestión se centra en qué hemos de elegir; de qué fragmentos y de qué obras habremos de tratar. 

Por un lado, lo más sencillo sería acudir a las librerías buscando alguna antología elaborada por algún experto. Solo tendríamos que comprar el libro y luego, o bien seguir el orden establecido en el mismo por el autor o bien ir estableciendo nuestro propio orden. Y lo cierto es que hay en el mercado del libro alguna cosa interesante. Otra opción sería que nosotros mismos elaborásemos esa antología.

En cuanto a la primera de las dos opciones, a modo de silva de varia lección (en cuanto a la variedad temática que no en cuanto a la autoría) y lejos de las guerras culturales entre cánones de la Cultura Occidental y alfabetización cultural de un lado y multiculturalismos y relativismos culturales de otro (en las que tengo mi opinión, pero que no es cuestión examinar aquí), me atrevo a sugerir dos títulos: 

El primero es Relatos y poemas para niños extremadamente inteligentes de todas las edades, de Harold Bloom (Anagrama).

Dos ediciones del libro de H. Bloom.

Harold Bloom (probablemente el más influyente critico literario de hoy en día), ha seleccionado minuciosamente las historias y poemas de esta antología. Bloom parte de no aceptar la categoría de Literatura infantil, ya que cree que ello conduce a historias que han sido forzosamente rebajadas en su calidad y profundidad y por tanto en su autenticidad. Por ello, en este libro combina a Kipling, Carroll y Lear con Hawthorne, Gogol y Turgeniev; todos ellos y otros muchos, elegidos con gusto exquisito para iluminar y entretener deleitando. Bloom piensa que los niños a menudo dejan de leer porque no son desafiados por lo que leen, y esta antología está pensada para eso, de ahí su titulo. 

La selección incluye 41 cuentos y 83 poemas. Los textos están organizados en cuatro secciones temáticas, una por cada estación del año. El libro es una delicia y, a mayores, resulta tremendamente práctico para la labor que estamos comentando. La fantasía está representada en fábulas de animales y cuentos de hadas, la comedia y la fascinación se encuentran por todas partes. Para perderse y no desear salir.

La segunda de las obras es El libro de las virtudes de William Bennett (Ediciones B).

De antiguo se han venido usando las historias y los poemas para transmitir ideas y para formar a los más jóvenes. William Bennett sabe del valor de este enfoque en la enseñanza para cimentar sólidos rasgos de carácter en los niños. Para ello decidió compilar en el libro que nos ocupa una larga colección de historias clásicas, poesía, rimas e himnos de una gran variedad de épocas y lugares, congregando un pequeño tesoro de lo que todavía es la denominada Cultura Occidental. 

Dos ediciones del libro de W. Bennett.

El libro tiene una estructura muy pedagógica y al hilo del título va agrupando historias y fragmentos relacionados con las virtudes fundamentales, lo que nos puede permitir ilustrarlas cuando trabajemos con los niños en su aprendizaje. La selección de Bennett descansa en la premisa de que existe una serie de virtudes cuyo valor permanece inalterable y que debemos heredar de quienes nos preceden, cultivar en nuestras vidas y transmitir a quienes nos sucedan. Como dice Bennett: “El propósito de este libro es mostrar a los padres, maestros, estudiantes y niños cómo son las virtudes, qué son en la práctica, cómo reconocerlas y cómo funcionan”.

Para proporcionar una brújula o compás moral a los jóvenes, Bennett utiliza historias de la Biblia, poemas, fábulas, mitos griegos, filosofía, ficción y cuentos de hadas de autores como Aristóteles, Robert Louis Stevenson, Sor Juana Inés de la Cruz, León Tolstoi, William Shakespeare, Charles Dickens, Walt Whitman, Miguel de Unamuno, Francis Bacon u Oscar Wilde. El libro está estructurado agrupando los textos bajo los epígrafes siguientes: responsabilidad, coraje, compasión, lealtad, honestidad, amistad, perseverancia, trabajo, autodisciplina y fe. Un enorme volumen de más de 800 páginas. Un recurso excepcional.

La segunda alternativa, más ardua y azarosa, consiste, como he adelantado, en que nosotros mismos, incluso acompañados de nuestro hijos si ya tienen una cierta edad, nos aventuremos en la construcción de una antología personal. 

Es una opción más dificultosa, pero también infinitamente más satisfactoria, además de estimulante para los niños, que al participar y entrar a conocer de cerca, directa y personalmente el clásico, se sienten más animados a explorarlo. Seguro que aquí todos tenemos un criterio, basado en el gusto personal, nuestra propia biografía sentimental y nuestros objetivos particulares. Concretamente, en nuestra casa hemos hechos varias antologías poéticas siguiendo el método antes apuntado. Además, como a mis hijas les gusta mucho dibujar, les propuse, como actividad lúdica, ilustrar los poemas adecuando el dibujo al tema de cada uno de ellos. Otra posibilidad es buscar en internet bellas ilustraciones en blanco y negro y proponer a los niños que tras leer el poema las coloreen. Finalmente, cabe encuadernar, modesta y artesanalmente, el ramillete de fragmentos y poemas para hacer una suerte de libro o libreta, cuya portada puede también ser ilustrada por los niños.    

En todo caso, no estamos obligados a elegir, afortunadamente ambas opciones no son excluyentes y podemos alternar una u otra según nos vaya mejor. Espero que todo lo expuesto aquí os resulte de utilidad.


Comentarios

  1. muchas gracias por su trabajo constante en formarnos y ayudar a formar a nuestros hijos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias Andrea, no sabe lo que agradezco comentarios como el suyo.

      Eliminar
  2. Hola , donde se pueden conseguir estos libros, gracias muy interesante

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El libro de Bloom creo que todavía está siendo publicado por Anagrama, en una edición de bolsillo más manejable (el de la portada rojiza). El de Bennett creo que está descatalogado y que, por lo tanto, solo se puede encontrar en librerías de viejo.
      En todo caso, ambos pueden encontrase en las librerías de internet desde Amazon hasta Abebooks, pasando por páginas como Iberlibro, Uniliber o Todocolección o la conocida de ustedes Mercadolibre. Lo que tampoco sé es cual puede ser el coste.

      ¡Espero que los encuentre!

      Gracias y un saludo.

      Eliminar
  3. Ya anteriormente habló de poesía y compartió un modo de acercarla a los niños mediante el dibujo y la narración. Y también mencionó poemas. ¿Se anima en algún momento a compartir una lista de poetas o poemas que a su entender todo niño tendría que (o podría) saborear? Gracias
    Euge

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Puede que más adelante les muestre alguna lista. Pero me resisto a ello porque entiendo que mi criterio no tiene valor. Prefiero compartir con ustedes la opinión y recomendaciones de otros más sabios y confiables.

      Gracias y un saludo.

      Eliminar
  4. El de Bennett es estupendo. Se lo leo cada tanto a mi hija que acaba de cumplir 4. Tal vez deba esperar que crezca un poco, pero igual ella capta lo esencial. El de Bloom es un descubrimiento. Muchas gracias Miguel!
    CM

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que hace muy bien. Puede que, como dice, no capte plenamente la obra, pero escucha el tono, el sonido de la voz de alguien que dijo algo importante. Esa entonación es igualmente importante, y se acostumbrarán a ella de modo inconsciente.

      !Siga así, por favor¡

      Gracias y un saludo.

      Eliminar
  5. Estos libros me parecen muy interesantes. Se que los niños y adolescentes tienen sus lecturas, pero sufro viendo lo poco que disfrutan de los clásicos. Mi pregunta es,¿Para qué edades son más adecuadas estas selecciones? ¿Se pueden recomendar a adolescentes lectores pero con poco o ningún conocimiento de los clásicos?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ello dependerá del niño tanto como de la obra. Puede practicar el metido del ensayo y el error, con la seguridad de que el error no será tal, lo que constituye una ventaja decisiva. Me remito a mi anterior comentario.

      Un saludo y muchas gracias.

      Eliminar

Publicar un comentario