LOS COMICS

Tintín disponiendose a leer por Hergé.



«Muchas veces me he preguntado qué tiene más importancia: el texto o el dibujo. Pues ni lo uno ni lo otro; en mi caso, texto y dibujo nacen a la vez, el uno complementado y explicado por el otro»

Hergé


No hace falta ser un estudioso para darse cuenta de que el estilo dinámico y la presentación de una narración visual infusa, propia de los cómics y de la denominada novela gráfica, hacen a estos medios mucho más interesantes para niños y jóvenes que los libros de texto. Y en los tiempos del homo vides en que vivimos, más.

Al parecer se ha demostrado que los cómics pueden ayudar a desarrollar habilidades de lectura entre los estudiantes (Schwarz 2002) y que podrían fomentar el interés y la motivación de los niños para leer (Laycock 2008). De hecho, hay quien sostiene que las novelas gráficas son una forma de literatura moderna como cualquier otro material de lectura convencional (Brenner 2004).

Así, se dice y se comenta por quien dice entender, que los cómics y tebeos pueden desempeñar un cierto papel para motivar a los lectores reacios, comprometer a los niños en la lectura, desarrollar la comprensión y las habilidades del lenguaje de los estudiantes de segundas lenguas y enseñar la alfabetización visual; igualmente se sostiene que los cómics podrían dar paso a otros tipos de lectura de mayor nivel y que pueden ser usados como materiales de lectura para ayudar a los niños que son reacios a leer por placer. Incluso algún osado ha llegado a decir que «los cómics también son libros».

Yo no me atrevo a tanto, pero es cierto que he sido lector de comics y tebeos y que doy a mis hijas este tipo de lectura. Pero, «a modiño», esto es, con prudencia.


Lucky Luke, Blake y Mortimer, Tintín, el Capitán Haddock y milú y el Jabato y Taurus.

De entrada tendría que decir que los comics son un hibrido de palabra e imagen (como bien refleja la frase de Hergé con que se encabeza esta entrada) y como tal, no siendo ni lo uno ni lo otro, tienen que hacer concesiones a la perfección esencial de estas sus dos partes constitutivas.

Así el contenido artístico de su texto escrito no es comparable al de una obra literaria, sea novela, sea relato, sea teatro, sea poesía. La brevedad del texto obliga al guionista a renunciar a alcanzar un nivel literario de alta calidad. 

Por su parte, en lo que se refiere a la imagen, entre los cómics y la pintura existe igualmente una diferencia en cuanto a la forma en que el espectador «se encuentra» ante la imagen. En el caso de la pintura, esta exige a menudo detener el movimiento del ojo, fijando y reteniendo la atención del espectador en algún punto o imagen contenida en el cuadro o en el cuadro en su totalidad, mientras que los cómics, por el contrario, guían al espectador de una imagen a la siguiente (la estructura de las páginas está construida como una sucesión de paneles gráficos que convocan a una particular forma de lectura, de ahí el uso de expresiones como «narrativa secuencial» para describir este medio); esto parece sugerir que la pintura invoca a la contemplación estética del espectador y los libros de historietas no. Por otro lado la calidad de la imagen tampoco es comparable, ni en cuanto al nivel estético ni en cuanto a la laboriosidad técnica (se da aquí también una especie de brevedad, referida ahora a la imagen, la cual puede ser calificada de bosquejo en relación a un cuadro pictórico, dada su mayor sencillez de planteamiento, detalle y ejecución).

Planchas de El Principe Valiente, Tarzan y El Capitán Trueno.

Por todo ello, me atrevería a calificar a los cómics como una especie de chuches muy ligeras, que harían una función, primero de introducción a la lectura, como paso intermedio al libro desde el álbum ilustrado, pero que puede superponerse tanto a este como a aquel, pudiendo pervivir durante largo tiempo con los dos. Segundo, realizando una función evanescente y relajante, dado el bajo nivel de exigencia literaria e intelectual que suponen y la brevedad de su contenido, que les hace raptar poco tiempo a la auténtica lectura; se trataría de unas triviales pildoritas desengrasantes recomendables para cuando la mente se espesa.  

Pero, en todo caso, es preciso advertir de un cierto peligro. Como ocurre con todas las chuches, los comics han de estar bajo control, pues, dada su facilidad y atractivo a primera vista, la tendencia natural del niño es demorarse en ellos y resistirse a su abandono, pudiendo llegar a rechazar la lectura más profunda de los libros propiamente dichos. Así que, recomiendo establecer de antemano unas reglas que identifiquen claramente la función meramente evanescente de los cómics y tebeos y por ello, su uso moderado y esporádico. Es también importante que se relativice su importancia y que se categoricen como un nivel de lectura más elemental y no comparable al de los libros (que a su vez tendrán una categorización propia, como ya comentamos en su día); mi experiencia es que, de esta forma, se facilita a los niños ese uso residual y puramente lúdico del comic y se evita un apego excesivo. 

Ahora bien, no todos los comics son iguales y a los mismos les resulta aplicable, mutatis mutandi, lo ya dicho para los libros (ver los enlaces: EL VALOR DE LOS BUENOS LIBROS y DE LOS MALOS LIBROS Y LAS MALAS LECTURAS ).   

Por ello me referiré a continuación a los que, en tiempos, he disfrutado y que ahora he puesto en manos de mis hijas.
Algunos tebeos clásicos.

Y comienzo con los tebeos; todas aquellas revistas que contenían historietas infantiles cuyo asunto se desarrollaba en series de dibujo. Aquí incluyo el famoso TBO, y los también conocidos –aunque ya inexistentes-, DDT, Pumby, Pulgarcito y Mortadelo, etc. También podrían incluirse aquí las revistas de Disney como Don Miki.

A continuación me vienen a la cabeza las tiras de prensa, esto es, las historietas gráficas infantiles originalmente publicadas en una sección de un periódico. Hablo de Mafalda, Carlitos, El gato Felix, Garfield, La pequeña Lulú, etc.

Tomitos de Mafalda y de Carlitos y Snoopy.

No puedo olvidarme del cómic belga y francés (la conocida Bande Dessinée o BD), en cuyo seno tuvo desarrollo la famosa «línea clara». Aquí incluyo a Tintín y otras series de Hergé, Asterix y Obelix, Alix, Blake y Mortimer, Lucky Luke, Los Pitufos y Johan y Pirluit, Las aventuras de Barelli, Yakari y Gil Pupila.

Portadas de albumes de Johan y Pirluit, Gil Pupila, Yakari y Tintín.

Por último, incluyo a las narraciones gráficas clásicas: el Tarzán de Foster, Burne Hogarth y Manning, El Príncipe Valiente de Foster y El Capitán Trueno y El Jabato de Victor Mora  y Ambrós.

Pero mis hijas se han entusiasmado especialmente con:

MAFALDA.-La niña argentina (ya adoptada por todo el mundo) que nos ha divertido y divierte con sus dudas existenciales y sus preguntas fastidiosas, hija de su tiempo –y por lo tanto algo progre, cierto–, pero llena de buenas intenciones.

CARLITOS y SNOOPY.- Probablemente la tira cómica más popular de todos los tiempos. Con un niño algo tristón –Carlitos–, que convive con un adorable beagle sin igual, fantasioso, romántico y tremendamente poco práctico, que duerme encima de su caseta. Es verdad que un cierto pesimismo sobrevuela la serie (sobre todo en el personaje de Carlitos, aunque compensado, ciertamente, con la excéntrica personalidad del genial Snoopy) pero en conjunto contiene un mensaje positivo que nos dice, por ejemplo, que incluso cuando ocurre lo peor, el mundo no se acaba y que, aun en circunstancias difíciles, hay momentos de gracia, de belleza y de bondad que deben alimentar nuestra fe y nuestra esperanza.

EL PRÍNCIPE VALIENTE.- Serie mítica que recrea con un altísimo nivel artístico una fantasía caballeresca en la legendaria Corte del Rey Arturo, protagonizada por un audaz e irresistible príncipe. Uno de los favoritos de mis hijas. 
El Capitán Trueno, Alix, El Príncipe Valiente, Tarzán y Asterix y Obelix.

TARZÁN.- Las historias de un Lord inglés cuyo destino implacable le arrojó a ser criado entre los simios gigantes del África salvaje, para finalmente reinar sobre todas las bestias, dibujada espléndidamente por tres clásicos maestros del comic.  

TINTÍN.- Mi comic preferido; y también el de mis hijas. Las andanzas y tribulaciones de un reportero invencible, integro, honrado, ingenioso, valiente, desprendido y tenaz, con su cohorte de acompañantes inolvidables, especialmente su terrier inseparable, Milu y el antihéroe y entrañable amigo, el Capitán Haddock.   

Y, además, las historias detectivescas y de misterio de Blake y Mortimer, Gil Pupila y Barelli, las aventuras romanas de Asterix y Obelix, El Jabato y Alix, las andanzas caballerescas medievales de Johan y Pirluit y de nuestro valiente Capitán Trueno y las del Oeste Americano de Lucky Luke, el pistolero «más rápido que su sombra» y Yakari, el pequeño indio que habla con los animales.

Dejo fuera los Manga y la Novela Gráfica por su preponderante carácter adulto e inadecuado, así como también las denominadas Edad de Oro, Edad de Plata y Edad de Bronce del comic de superhéroes (DC Comics con Superman, Batman, Linterna Verde y Wonder Woman, Marvel con los Cuatro Fantásticos, el Hombre Araña, el Increíble Hulk, los X-Men, los Vengadores, Iron Man y Daredevil y el nuevo comic postmoderno de Frank Miller, Alan Moore, y Warren Ellis), por idénticas razones.

En todo caso, esto no es más que una presentación, ya que de alguno de los anteriores personajes hablaremos en próximas entradas.






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Comentarios

  1. Miguel: Nosotros acá en la Argentina tuvimos durante muchas décadas a Patoruzú. Era un indio noble, padrino de un porteño atorrante, jugador y lo que se dice un trambana.
    Pero Patoruzú, dueño de una enorme estancia en la Patagonia era fuerte como un superhéroe sin necesidad de espinacas, marmitas ni nada parecido.
    Pero lo mejor era su generosidad mayor que su fuerza y siempre a favor de las mejores causas.
    Generaciones enteras gozaron con esta maravillosa creación de Dante Quinterno, cuando no había ideológicos reclamos de pueblos originarios, ni denuncias feministas, ni ataques a la fe o a la autoridad. (Una de las características del indio era su ayuda a asilos, al sexo débil, curas, pobres, a los milicos o policías contra los malvados de toda laya, etc.).
    Dicen, que Asterix fue inspirado por este personaje. No lo sé. Pero desgraciadamente ese prototipo hoy ha prácticamente desaparecido y los más chicos no lo conocen mientras se ofrece tanta otra caricatura, precisamente, de lo que ha de ser un hombre y sus virtudes.
    Así que, la cosa será -como siempre- de padres a hijos.

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    1. Muchas gracias Juan, por pasarte, leerme y comentar y por aportar ese dato curioso para los que estamos acá, al otro lado del Charco. No conocía al personaje, pero a raíz de tu comentario me he puesto investigar y ciertamente que el tal Patoruzú tiene una historia curiosa.

      Gracias otra vez y un saludo.

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  2. Me llama mucho la atención cómo, una vez más, encuentro aquí escrito cosas que guardo en el corazón. A veces son pálpitos, a veces intuiciones, otras veces reflexiones. En este caso recuerdos.

    Estoy totalmente de acuerdo con todo lo que usted expone Miguel en este posteo. Explicando mi auto referencia a la que aludía más arriba, en mi casa hubieron algunos "Asterix", "Tintín", "Lucky Luke", "Quijote" (resumido en cómic), "Robinson Crusoe" (resumido en cómic). Todos estos pequeños cuentos me introdujeron, sin darme cuenta, en el mundo de los libros.

    No creo que haya sido una estrategia pedagógica de mis padres, ni un plan minuciosamente elaborado. Solamente la Providencia y el buen gusto de mis padres son los causantes de que yo me arrimara a esas historias fáciles de leer. Y estas mismas historias las que me generaron tal gusto por los libros que hoy no puedo no llevar uno en la mochila.

    Nada más que comentar, muchas gracias. Feliz semana.

    PD: adhiero al comentario de Juan Martín.

    José Tomás

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    1. Otra vez gracias José, por seguir ahí. Veo que ha tenido una experiencia semejante a la mía con los cómics y tebeos. No es fácil tener una relación sana con ello y por eso me alegro que usted la haya tenido.

      Un saludo cordial. .

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  3. Don Miguel, buen día. Quería saber si usted ha leído «Maus» y si lo encuentra apropiado. Yo le tomé cariño en la Universidad, pero hay una viñeta cuyo contenido me parece difícil de aprobar. Quisiera saber su opinión.

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